Carlos Delfino:"Quiero volver a ser un asesino en la cancha"
Cuando a finales de la etapa regular de la NBA en 2013
Carlos Delfino sintió algo en el pie derecho tras una volcada, no le pareció
que el golpe fuera gran cosa. Pasaron los partidos y empezó a permanecer más
tiempo en el vestuario de Houston con el médico, hasta que en el quinto partido
de la serie de primera rueda de playoffs contra Oklahoma (2-4) no pudo más: la
fractura en el metatarso lo sacó de las canchas.
-¿Por qué pasó tanto tiempo?
-Me han ocurrido muchas cosas raras. Creo que subestimamos
un poco una lesión por ser un huesito de miércoles, y acá ando, todavía en los
boxes. Ahora estoy agradecido de que tengo una chance de volver; se había hablado
de que no se sabía cómo iba a reaccionar el hueso, cómo iba a responder el pie,
si iba a poder correr, a poder competir en alto nivel nuevamente. Y si bien
nadie asegura nada, todo señala que vamos por buen camino. Eso me da optimismo
y ganas y al mismo tiempo me pone ansioso, porque pronto se va a saber si
estaré otra vez tirando en una cancha, compitiendo, o tirando en un arito con
mi hijo en su habitación, como ahora. No digo que no voy a jugar más ni que voy
a volver 1000 puntos. Estoy tranquilo y con ganas de saber en qué punto me
encuentro.
-¿Y cómo es quedar parado 12 meses, después de estarlo por
las conmociones cerebrales?
-Es diferente, porque cuando fue lo de las dos conmociones,
la resolución era distinta. Esto es más largo. ¡Ojalá ésta sea la última vez de
estar fuera de una cancha! Son cosas muy malas, situaciones que no son del
deporte. Y se sufre mucho. Pero así uno se da cuenta de qué está hecho
realmente. Porque si no hubiera sido fuerte de la cabeza y disciplinado, podría
haber colgado las zapatillas. Pero acá estoy, porque amo jugar al básquetbol,
es lo que más quiero. Me encanta vivir de esto y tengo una familia que me
apoya. Quiero estar en una cancha y que mis hijos me vean jugar no sólo en un
video; quiero que me vean jugar en persona. Eso me motiva hoy.
-¿Cómo estás con Milwaukee, tras tanto tiempo sin jugar?
-Muy bien. Por supuesto que hay momentos en que puede haber
más tensión; a nadie le gusta estar pagando por un jugador que no juega, que no
se ha entrenado ni una vez. Pero los directivos entienden que no es culpa mía,
que nadie es responsable. Incluso coincidimos en buscar el médico para que me
operara. Mandaron los doctores del equipo para que me siguieran en la
Argentina, acordamos que la rehabilitación sería en Santa Fe y en Milwaukee y
que terminaría en Italia, a donde me mandarán un trainer. Estoy súper
agradecido. Todo eso habla de la buena relación, de cómo me cuidaron, de que
saben cómo trabajo y de que hice bien las cosas como para que confiaran.
-¿Por qué elegiste, como última opción, a Donato Villani
para que te operara?
-El primer cirujano que me operó, después de un tiempo,
advirtió que el hueso se había separado otra vez. Por eso fui a Viena a hacer
una terapia de choque de alta frecuencia con la máquina más fuerte de Europa.
Cuando el hueso no reaccionó y había que sacar los tornillos y la placa, se
abrió el abanico. Y Milwaukee tuvo la mejor predisposición, porque yo le dije
que quería estar bien seguro de quién iba a tocarme el pie, y buscó profesionales.
Escuché a holandeses, españoles, italianos, alemanes... El médico de Milwaukee
es colombiano [Samuel Idarraga] y conocía la responsabilidad que tiene un
profesional en el seleccionado argentino de fútbol. Estudiaron los antecedentes
de Villani, sabían que había operado a Mascherano del mismo hueso y hablaron
con Tucho, que les pareció correcto. Y les pareció bueno que yo estuviese
cómodo con él y en mi país. Cuando conocí a Tucho, vi que era optimista y
frontal. Fue el que más me convenció de que iba a sacar todo adelante. Todo eso
demoró un mes y medio.
-¿Se te pasó por la cabeza bajar los brazos y no seguir
jugando?
-En el proceso de elegir doctores lo pensé seriamente. Unos
me decían "infiltrate y jugá, a pesar del hueso separado. Va a dolerte,
pero vas a poder". Pero yo no podía caminar sin dolor. ¿Cómo iba a jugar?
Y cuando una eminencia me decía que tenía que hacer eso, pero yo no podía por
el dolor, pensaba en que debía retirarme. Por eso busqué al más optimista, al
que me dijo lo que yo quería escuchar. Me dijo qué riesgos había, pero que
también que podía volver a estar bien. Por eso pensé: "Bueno maestro. Si
me vendés esto, te compro el auto a vos". Y por eso, también, seguí
adelante.
-Cuando te levantás cada mañana, ¿qué te motoriza?
-Me debo una chance para mi carrera. Quiero volver a ser un
asesino en la cancha. Quiero jugar. Dedico cinco o seis horas por día a la
rehabilitación, entre masajes, pileta, máquinas... Hago súper motivado todo
porque necesito darme una nueva oportunidad.
El seleccionado y el Mundial, por ahora fuera de su mira
-En 2012 estuviste inactivo por una operación de hernia
inguinal que afectaba la inserción de los aductores. Volviste y rendiste bien
en el seleccionado. ¿Esta situación es distinta, aun cuando está tan cerca el
Mundial?
-Es distinto el contexto. En ese momento terminé de jugar en
Milwaukee, quedé como agente libre y estaba recuperándome. La determinación era
mía; ahora no depende sólo de mí, el parate es más largo y la lesión es de otro
tipo. Además, no es una operación; son dos, más el tratamiento intenso en
Viena. No soy pesimista, pero tampoco súper optimista. Hay que esperar y ver
cómo se sigue desatando el nudo. Pero no soy yo quien lo desata. Están los
médicos, Milwaukee, la CABB, el entrenador del seleccionado, y estoy yo. Cada
uno debe hacer su parte. Era tan diferente lo de 2012 que ni Julio [Lamas]
sabía cómo estaba yo. Me había operado apenas siete semanas atrás y nadie sabía
cómo responderían los aductores, pero elegí arriesgarme, y salió bien. Ahora no
sólo yo debo decidir.
-¿Hablaste del seleccionado y del Mundial con la franquicia?
-No, la verdad que no. En realidad no es algo que yo deba
tratar con ella. No creo que sea el momento, porque no he jugado, no me he
entrenado en ella. Por lo tanto me parece que no estoy en ninguna posición de hablar.
¿Si tengo ganas? Si estoy bien, claro que sí, pero tengo muy en cuenta que he
estado parado un año y no he picado una pelota, no tiré, no sé cómo estoy.
Supongo que el entrenador del seleccionado deberá hablar, y también la
Confederación. Tendrá que pedir un permiso, poner un seguro.
-¿Con Lamas hablaste?
-Antes de la operación. Después nos mensajeamos; Julio está
al tanto de todo y esperando qué va a pasar conmigo. Por ahora no tenemos
muchas cosas por tratar, porque hay que ver cómo se comporta mi pie. Después
veremos si sirve o no.
-Lamas dijo que con Nocioni, Prigioni y Scola la Argentina
es fuerte, pero mucho más con Ginóbili y vos. ¿Hay un plazo para esperar tu
evolución?
-No se habló del tema. Creo que antes que eso tengo que
volver a ser un jugador de básquet. Después, si dan los tiempos de Julio como
para que me quiera en el equipo, se tendrá que hacer los pedidos en los
estamentos que correspondan.
-Hay una camada de jugadores nuevos en el seleccionado:
Campazzo, Laprovittola, Mata, D'Elia. ¿Te imaginás, ya recuperado, como el
líder del equipo?
-No imagino nada todavía. Falta mucho para eso y los chicos
que jugaron el Premundial demostraron que son positivos para el futuro. Yo tuve
la chance de entrar con 21 años en un grupo de los más importantes de la
historia y formado. Ahora es otro el contexto; ellos van camino a formar un
equipo y espero lo aprovechen para sus aspiraciones..
Fanático de unión, desea jugar ahí
Fuente: Diario La Nación (17-04-2014) por Diego Morini
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